Bono estaba desorientado en la calle, sin saber a dónde ir ni qué dirección tomar para regresar a casa. Fue en ese momento que una persona se le acercó y notó que algo pendía de su cuello: se trataba de una medalla que contenía una placa en donde se podía leer “Municipalidad de San Isidro” y al costado un número telefónico gracias al cual pudo comunicarse con Ericka Gogin, la veterinaria municipal que no dudó en ir de inmediato a recogerlo.
Luego de ponerlo a salvo y alimentarlo, Ericka se puso en contacto con Antonia, su dueña, quien al instante acudió a recoger a Bono y llevarlo a su hogar, un lugar en donde pudo reencontrarse con su familia y ser de nuevo feliz. La placa de registro cumplió su cometido.