Un reciente estudio elaborado por la Nature Climate Change advierte que, durante los últimos 40 años, el cambio climático se ha acelerado a velocidades nunca antes vistas. Dicha investigación señala que tenemos que enfrentar decididamente esa realidad para revertirla o “en el corto plazo vamos a tener que adaptarnos a estos cambios” dejando atrás “viejas” costumbres y perdiendo inexorablemente muchas de las maravillas naturales (fauna incluida) que van extinguiéndose paulatinamente.
Por ello, la problemática del cambio climático se ha convertido en un tema clave en la agenda de ciudades sostenibles y recientemente los gobiernos locales han tomado un rol protagónico, toda vez que la tendencia mundial señala que las medidas para la gestión de dichos impactos deben ser manejadas y analizadas con mayor detalle a escala local.
Cada ciudad y su población son agentes que generan un gran impacto en el ambiente, a través de sus actividades cotidianas y productivas. Existen formas efectivas para medir la incidencia de las personas e instituciones en el ecosistema. A partir de estas herramientas, las autoridades deben incentivar y promover prácticas que reduzcan el daño ambiental, con el objetivo de tener ciudades sostenibles y no generar perjuicios que, a la larga, pueden transformarse en grandes problemas ecológicos y de salud pública. La medición de huellas es la más efectiva de estas herramientas.
Se trata de las huellas de carbono y la hídrica, que en San isidro serán evaluadas con especial detenimiento desde principios del año próximo. Estos estudios permitirán determinar la cantidad de emisiones de CO2 y el consumo hídrico, generados directa o indirectamente, estableciendo su origen y comprendiendo su composición para orientar las iniciativas municipales y esfuerzos a reducir su incidencia negativa en el ecosistema.